DEJEN DE SER IDIOTAS

15 de Diciembre del 2019 a las 9:01 Escrito por Jaime Aguilera

Publicado en Tribuna de Diario Sur el jueves 12 de diciembre de 2019.

https://www.diariosur.es/opinion/dejen-idiotas-20191212000523-ntvo.html

En la antigua Grecia, origen de nuestra democracia, se llamaba idiotas a los que les daba igual el bien común, el interés general. La palabra idiota proviene del griego ‘idiotes’ y se refiere a aquel que no se ocupaba de los asuntos públicos, sino sólo de sus intereses privados. La raíz ‘idio’ significa ‘propio’, en clara contraposición a lo que no es solo propio sino de todos, y es la misma que nos aparece en castellano en palabras como ‘idioma’ o ‘idiosincrasia’.

Pues bien, el tiempo pasa inexorablemente y da la sensación de que nuestra clase política en su inmensa mayoría sigue siendo eso, idiota: atareados y empeñados en tareas propias de idiotas, porque no piensan en lo que nos importa a todos sino en intereses partidistas y particulares, en que nos desangremos vivos en el espacio y en el tiempo. Porque parece que lo que quieren es que no muera la lucha cainita entre los españoles, bien en el espacio de su propio territorio plural y asimétrico; bien en el tiempo de su propia historia tormentosa de dictaduras, repúblicas y monarquías.

Algunos de ellos, incluso, envalentonados por la fuerza de una supuesta nueva sangre revolucionaria y regeneradora, se atreven a poner en tela de juicio nuestra Transición -estudiada y admirada en todo el mundo- y su producto más destacado: la Constitución del 78, la que nos ha proporcionado cuarenta años de prosperidad y desarrollo nunca antes conocidos -parece que se nos olvida rápidamente- y que por supuesto puede ser reformada -ella misma dedica un título a su propia reforma-, pero desde el mismo prisma desde el que fue concebida, desde el consenso propio de los que no son idiotas. Y aquí está el problema, en que esta palabra, ‘consenso’, y su campo semántico: pacto, acuerdo, convenio, concierto, trato… han sido demonizados, y así nos va.

El buen político, el que ya sabemos por la etimología que no es idiota, es el que antepone el interés general a su propia supervivencia en el poder, al sillón de turno o a la encuesta coyuntural. En este sentido, atreviéndome a dejar a un lado la idiotez para pensar no en lo propio sino en lo que nos atañe a todos, me atrevería a proponer tres asuntos para que dejen, y dejemos, de ser idiotas. Seguramente hay más asuntos, pero creo que no estaría mal empezar por estos tres.

Educación. En plena Segunda Guerra Mundial, Churchill revisó en proyecto de presupuestos del Reino Unido y preguntó porque se recortaba la partida de Educación y Cultura. Le respondieron que el presupuesto militar era ese momento lo prioritario. Con su flema británica respondió: precisamente por ello no se puede rebajar, el principal motivo por el que luchamos contra los nazis es para conservar nuestra educación y cultura. Y es que no hay duda, el mayor patrimonio y la mejor inversión de una nación es su educación. Pero como estamos rodeados de idiotas, todavía no hemos sido capaces de sellar un pacto por la educación que, como cualquier país europeo, por encima de ideologías, busque la excelencia y la formación para el empleo; que, por encima de ideologías, sirve para unirnos y para que seamos más libres, y no para pelearnos entre nosotros y ser cada vez más dogmáticos.

Pensiones. Cuando éramos menos idiotas y pensábamos más en el bien común, se ve que todavía nos quedaba algo de oxígeno consensuado de la Transición, fuimos capaces de crear el Pacto de Toledo para dar viabilidad y sostenible a un sistema de pensiones. Pero es un hecho objetivo, no ideológico ni discutible, que la situación va a ser, si no lo es ya, insostenible. Y nada, no hay manera de que los políticos se sienten en una mesa, aparten sus «idioteces» y decidan con vocación de permanencia el camino a seguir, que seguramente no gustará ni todo ni a todos, pero que debe ser pactado fuera de siglas y de ideologías.

Agua y medio ambiente. Lo vemos todos los días y a todas horas. El cambio climático es un hecho y la gestión de los recursos energéticos va a ser fundamental en el porvenir de nuestros hijos. En los futuros conflictos el motivo principal que va a estar detrás va a ser la energía y los recursos naturales: el agua cada vez más escasa será la que nos lleve a darnos garrotazos unos a otros. Es fundamental por tanto un pacto nacional por el agua y el medio ambiente, pero nada, no es posible: ahí seguimos, pueblos, comarcas, comunidades, regiones, mancomunidades, nacionalidades… todos contra todos, como idiotas, y sálvese quien pueda…

En definitiva, un ruego reiterado una vez más desde esta humilde tribuna, una petición que una vez más caerá en saco roto, pero que no por ello me va a hacer callar: no pierdan más el tiempo y póngase a trabajar de una vez por todas en lo que de vez nos importa a todos; abandonen, por favor se lo pido, al menos por unos años, sus propios intereses; es decir, sean por fin políticos y dejen de ser idiotas.

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