INVITACIÓN A SEPTIEMBRE
16 de Septiembre del 2009 a las 17:57 Escrito por
Jaime Aguilera
Cuando llega septiembre desaparece, por fin, la luminosidad excesiva, casi obscena, de julio y agosto. Decía Jorge Guillén que su hora preferida del día era el mediodía; sin embargo, en el cenit del estío el mediodía es cegador, poco o casi nada hospitalario, invitando únicamente a la búsqueda de un refugio, de una penumbra reparadora.
William Faulkner se sentía subyugado por la luz de agosto, por largos y cálidos veranos; sin embargo, la canícula del viejo Sur de los Estados Unidos no era sino el escenario catalizador de pasiones violentas y de soledades sudorosas.
Septiembre, por el contrario, nos traslada a una playa donde hay menos gente, donde se dilata menos el atardecer, donde es posible que aparezcan algunas nubes e, incluso, donde una tormenta fugaz puede sorprendente dentro del agua. Septiembre abandona los campos agostados de Faulkner y se instala en la playa veneciana del Lido, invitando a una nueva lectura de Thomas Mann.
Septiembre bebe de dos fuentes que confluyen en el tránsito de la vida y la muerte: la agonía de un verano que va perdiendo su esplendor (lo siento, no puedo evitarlo, sigue instalada en mi memoria “El final del verano” del Dúo Dinámico como telón de fondo de la serie “Verano Azul”) y la promesa de nuevas ilusiones en un otoño que pronto se colará por nuestras ventanas.
Mucha gente asocia al verano con los colores vivos; para mí los colores estivales estás desteñidos de tanto sol, y son los ocres, amarillos, rojos, marrones y verdes de la “otoñada” los que refulgen en todo su esplendor.
Hay pocos olores que remuevan nuestra alma y nuestra memoria. Yo diría que casi se pueden con los dedos de las dos manos: uno de ellos va unido irremediablemente a septiembre, y no es otro que el embriagador, y casi adictivo, olor a tierra mojada.
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Septiembre 17th, 2009 at 8:37
Si te acercaras unos días al Maestrazgo justo despues del verano, te quedarías gratamente sorprendido por el colorido del paisaje, donde los amarillos y ocres resaltan con fuerza, pero a la vez sin estridencias.
Septiembre 17th, 2009 at 9:41
http://www.panoramio.com/photo/5640814
No hay mas comentarios……
(Si no lo veis pegadlo en la barra del explorador
Septiembre 17th, 2009 at 11:32
Que envidia me dais.
Aquí sigue el mismo hongo gris de contaminación, que el autor bién conoce.
Para evitarlo tienes que alejarte 60 ó 70 kilómetros…y lo sigues viendo en la lejanía…y además sin ese olor a mediterráneo